Actividades de investigación de Justicia Climatica

Inteligencia social geoespacial para mantener los combustibles fósiles bajo tierra hacia la justicia climática

Según el Acuerdo de París (COP21, 2015) y la COP25, así como los informes del IPCC (2007, 2014, 2019), y diferentes investigaciones científicas sobre el cambio climático, el aumento de la temperatura global no debería superar los 2 (límite rebajado a 1,5) °C a lo largo del siglo XXI en comparación con la temperatura media global de la época preindustrial, para evitar los peores impactos en el Sistema Tierra. Varios estudios demostraron que la extracción y el uso de combustibles fósiles son las principales fuentes antrópicas de GHG y calcularon la reducción de los combustibles fósiles para mantenerse por debajo de los 2 °C, lo que requiere que el 80% del carbón, el 50% del gas y el 30% del petróleo permanezcan bajo tierra o “incombustibles” (McGlade y Ekins, 2015). A pesar de la firma del Green Deal (2019), Europa y la economía europea siguen siendo en su mayoría dependientes de los combustibles fósiles y Europa sigue invirtiendo fuertemente en proyectos de Petróleo y Gas, poniendo aún más en riesgo la necesaria transición a un mundo “sin emisiones”. Además, varios países europeos
son productores de Petróleo y Gas (Italia es el cuarto productor europeo), pero la contribución para las necesidades europeas procede en su mayor parte de otros países no europeos, sobreexplotando los recursos de los países en desarrollo. Por ejemplo, Codato (et al., 2019) muestra que más del 10% del bioma Amazónico, considerado mundialmente como una región clave para la diversidad cultural y biológica y la regulación del clima, está bajo concesión de empresas petroleras internacionales y nacionales (lo que corresponde a un área que duplica el territorio del Reino Unido), y este porcentaje aumenta hasta el 60% para la Amazonía de Ecuador. Cabe destacar que limitar la extracción de hidrocarburos no sólo beneficia por las emisiones evitadas de gases de efecto invernadero, sino que también puede reducir drásticamente los impactos socio-ambientales directos e indirectos, los conflictos socio-ambientales y la injusticia ambiental, causados por las diferentes fases: exploración, producción, refinación, transporte.
A nivel mundial, sólo se llevó a cabo un experimento político en 2007 y se abandonó en 2013 en el Parque Nacional Yasuní (Ecuador), cuyo objetivo era no extraer hidrocarburos del subsuelo, con la creación simultánea de un fondo de compensación internacional. Se han establecido objetivos generales para el subsuelo de los combustibles fósiles a nivel regional, pero la definición de metodologías y criterios para definir dónde dejar el combustible fósil sin explotar sigue sin explorarse. Por lo tanto, es urgente identificar los criterios geográficos y elaborar una lista de zonas donde cerrar la explotación petrolera o dejar inexplorado.
Por otro lado, el cierre de la explotación petrolífera puede desbloquear el potencial de economías alternativas en el turismo, la biodiversidad, la calidad de los alimentos y la vida sostenible.
Es necesario pasar de las intenciones a los planes reales para dejar el petróleo bajo tierra, aplicando verdaderas políticas de transición para salir de la era de los combustibles fósiles.

La inteligencia social geoespacial para mantener los combustibles fósiles bajo tierra hacia la justicia climática es el proyecto de investigación del Centro para investigar estos aspectos utilizando un enfoque multidisciplinario y geográfico, para contribuir a los esfuerzos europeos para la lucha contra el cambio climático, la justicia climática y para promover la transición a una Europa de “Cero emisiones”. El proyecto se llevará a cabo a diferentes escalas geográficas, considerando a Europa en su conjunto, las relaciones entre y dentro de los Países Europeos, y tomando a Ecuador como caso de estudio de las relaciones entre Europa y los países en desarrollo. Las actividades de investigación con Ecuador serán posibles gracias a la colaboración con una de las más importantes instituciones académicas ecuatorianas, la Universidad Andina Simón Bolívar, y con importantes  organizaciones de la sociedad civil, como Yasunidos y la Fundación Pachamama. Además, este proyecto pretende ser un piloto para la creación de herramientas y metodologías adaptables que puedan ser replicadas en otros países y en diferentes concursos. La sociedad civil y las asociaciones se involucrarán en un proceso de co-creación de conocimiento, aumentarán la conciencia sobre la cuestión climática y promoverán una ciudadanía activa como ciudadanos Europeos.